Cuando empezó el invierno os
comenté que me daba mucha pena que por estas tierras no nevara nunca. Hace una
o dos semanas me indigné un poco porque “los del tiempo” habían pronosticado
que iba a nevar y al final ni fue así… Bueno, pues esta semana pasada ha nevado
con muchas ganas. Y ya no solo nevar, sino que cuajó, y mira que es raro.
Así que aprovechando estas
nevadas inesperadas Danbo y yo nos abrigamos (buena excusa para estrenar el gorro de lana
que os enseñé en este post) y salimos a la nieve
a sacar un montón de fotos.
Estas primeras las sacamos
en la nieve que había en las campas de nuestros alrededores:
Y estas ya las sacamos el
día que nos fuimos a pasar la mañana al monte:
Fue genial.
Bueno, genial se queda corto. Fue mucho más que genial. Es lo que tiene el no
estar acostumbrados a la nieve… Que cuando cae un poco somos más felices que un
montón de perdices.
Como habéis visto hicimos
muñecos de nieve, peleas de bolas de nieve, reímos, corrimos… Tanto que al día
siguiente teníamos agujetas jajaja
Lo que único que nos faltó
fueron las bufandas que para entonces no tenía aun acabadas, pero como ya las tengo hechas os las
enseñaré algún día de estos (mi proyecto DIY va viento en popa).
Y
con esto nos despedimos de vosotros. ¡Hasta otro día!
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